¿Por qué callar si nací gritando?

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jueves, 16 de junio de 2011

Cosas de vivos, cosas de muertos.


Aveces las personas suelen verse mejor cuando tienen los ojos cerrados, el corazón sin palpitar y sobre todo la mente sin pensar.

Para mí lo más atractivo de los sepelios no es solamente la narración de asuntos paranormales y chistes rojos, creo que lo más emocionante es poder ver a esa persona que tan sólo unos días atrás estaba viva y en ese instante (nunca sé si...) realmente muerta.

Siempre me he preguntado por qué los que van a acompañar sólo se limitan a resaltar aspectos favorables del difunto. La malicia nunca se ha privado de mí, ni yo de ella. Sé que eso sucede entre algunos infiltrados o almas insensibles pero no en la mayoría que aunque recuerda perfectamente que el difunto fue de lo peor terminan por optar en hacerse los desentendidos y obviar sus defectos. Ahora bien, hay algunos que no merecen ni siquiera haber tenido sepelio, un claro ejemplo son los genocidas pero aun así tienen quien les llore a pesar de haber sido tan malévolos, hijos del demonio o en un tono vulgar y entendible para todos "unos conchas de sus madres".

Una de las cosas que detesto (siempre sucede) es el grito desgarrador que pide que el cuerpo regrese al alma, como si gritando se fuera a recuperar lo ya perdido mientras que lágrimas -Por lo general entremezcladas con sudor- caen a los suelos. Detesto también que el olor a muerto dure muy poco, que el café que repartan no este tan caliente y que los conocidos muestren tristeza por una de las mejores etapas de la vida aunque sé que siempre será así.

Lo mejor de todo, al menos para las familias afectadas, es que los que se encuentran lejos hacen lo posible para llegar y ver por última vez (no importa si moribundo o cadaver) a su ser querido, esto hace que la unión familiar no se pierda aunque sepan que su círculo ha cerrado un espacio del cual el tiempo no quiso ayudar.

Por último creo que tendré que esperar hasta que sea mi turno de morir para así quitarme la duda de que si rezamos por el que fallece entonces se librará de sus pecados y por fin ascenderá al cielo, que por cierto también dudo que exista. Dudo tanto, hasta del que está leyendo esto vaya al paraiso y más bien al infierno (Eso sería mejor).

*P. D: Si aun después de muerto pudiera observar, iría a mi funeral para burlarme de la tristeza, porque esta muchas veces se ha burlado de mí. (El resentimiento habló)
RUIDO MARGINAL.

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