¿Por qué callar si nací gritando?

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sábado, 15 de septiembre de 2012

A mis felinos lectores


Antes de llegar al óvalo Cuadrado, por la calle Sin Salida: Existe un edificio de quince pisos y catorce techos. Todas las personas que habitan ese edificio son hombres de diferentes edades. Todos, sin excepción, se llaman Carlos.

En las noches se origina una gran confusión dentro del edificio cuando Carla, una anciana de ochenta y tres años, pasa religiosamente por el lugar y grita ¡Carlos! 
La mayoría de los Carlos piensan que está loca o que disfruta creando tal alboroto.

En el último piso del edificio de  los hombres que llevan el mismo nombre, vive un anciano que sufre de insomnios y de alucinaciones, así que duerme poco y sueña mucho. Vive en compañía de un gato. Hoy le ha contado a su gato sobre una mujer llamada Carla a la cual amó, ama y jura con aires futuristas que seguirá amando. Hasta el día de hoy aquel anciano espera poder oír la voz de aquella mujer  pronunciando su nombre.
Como no podía ser de otra manera el anciano se llama Carlos, ha quedado sordo pero cree que no. El gato se llama igual que tú. Tú has sido convertido en gato y también creerás que no.  




  

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