
Hoy me he cachado mi silencio. Si quieres, se puede decir que me he violado a mí mismo obteniendo el mejor de los orgasmos (expresión cruda). Hoy también me arriesgo a decir que la vulgaridad me atrae más que la pulcritud gramatical. Mañana quizá -de hecho- cuando lea alguna obra recomendada que contenga como casi siempre palabras que desconozco, disfrutaré el que fornique estos alaridos obscenos. Olvidaré por un momento interruptus este rico concha de su madre lenguaje coloquial. Felizmente eso de olvidar es mañana.
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