¿Por qué callar si nací gritando?

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Historia de un X familiar


Estando ya en el recinto en donde toda la familia "Vignolo " se reune para reogcijarse en el festín por el onomástico del patriarca de dichoso apellido, siendo este a su vez bisabuelo, abuelo, esposo y padre; me presto a simpatizar con peculiares familiares que aun en sus cabales cuentan compungidos sus vivencias estudiantiles, sintiéndose vivos al darse cuenta que la mayoría de los presentes los escucha.

Antes, muy antes cuando las reuniones familiares significaban para mí una distracción de juegos infantiles deseaba dichoso asistir a estas, más ahora ya joven, he llegado al punto de sentir una acertada benevolencia por el comportamiento de los mios, tanto así que me veo, no sé si en la obligación de sonreír displicente ante las mismas historias sabidas de paporreta tras muchos años de oírlas o en el gozoso efecto que causa en mí narrar sus elocuencias (y me inclino por lo segundo), es así que estos, ya con la lengua fluida por el efecto de tragos animosos comienzan a sazonar historias inciertas, grotescas e increíblemente fantasiosas o ¿relistas? de las cuales menos de la mitad puede resultar como una verdad absoluta; es el caso de la anécdota de un tío, el cual estudió en el ¿glorioso? colegio "San Miguel". Dice este que un día lejano en el cual era aun estudiante de secundaria un profesor del curso obligatorio de religión le hizo una pregunta ( la cual no hizo mención), quedándose mudo por muchos segundos para luego decir que no sabía cual era la respuesta. El profesor encolerizado -de gran porte- el cual llevaba en una de sus manos un anillo grueso pulido no de oro sino de plata, arremetió con todo contra mi familiar y llegó a propinarle un golpe certero sobre la cabeza, dejando como huella el feroz anillo, queriendo hacer por concreto el famoso poema de Nicómedes Santa cruz - "A cocachos aprendí". Mi tío orgulloso por sangre y desde nacimiento no se dejó atimorar por la irrazocinea mentalidad de su profesor y al estilo de un rebelde empedernido ( o al estilo de un actual pandillero) salió del salón con el fin de conseguir alternativas armas (piedras) para acertarle en el cuerpo a su nada querido profesor... Verdad, mentira... a ya si le creen, por lo que a mí respecta parece más una experiencia leída de algún libro realista y no vivida por mi tío, pues este por exagerar vivencias a sembrado la duda de quienes lo oyen, llegando las malas lenguas a decir que tiene la fama de ¿fanfarrón? . RUIDO MARGINAL

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