¿Por qué callar si nací gritando?

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viernes, 4 de marzo de 2011

Memorias de un ebrio soñador


Llegó de la nada y de la nada se tuvo que ir, pero sus acciones perduran en mí, hoy por ejemplo: En cada brindis, cada "salud" enérgico que sale de mis labios junto con una mano estirada que no se cansa de sostener con fuerza el vaso de cerveza (como si fuera ella a la que sostengo), y queriendo consumir el alcohol (como si fuera su sangre la que deseo libar), hasta perder la conciencia, aunque creo que ya la he perdido desde hace mucho, quiza desde que ella no esta.

Todavía recuerdo el sonido de su voz recorrer mi oido, así como el odio inmaculado y las ganas de martarla cuando me dijo que se iría a un lugar imposible y por un momento indeterminado, después de todo se iría, CARAJO ! se iría y sólo podía hacer algo: Nada, lástima que la nada sea nada. Me quedé observándola fijamente como buscando una lágrima reprimida en el reflejo de sus ojos, como buscando una lágrima mía, pero no fue necesario porque la sentí caer, fue lenta, despacio, con sigilo, se deslisó en en mi alma, en la suya, pues aun éramos dos corazones que formaban un mismo sueño. Y la abracé, la abracé con tanta fuerza bajo un oscuro cielo que llegué a sentir que mis brazos traspasaban su cuerpo y abrazaban sólo a su corazón, después de eso acertamos una vez más en vernos al siguiente día, aqunque ambos sabíamos que quiza sería por última vez.

El cielo celeste con una que otra nuve y con un sol tan resplandeciente como sacado de un cuadro pictórico, cambió y se volvió oscuro, la negra noche surgió y envolvió al sol con su manto y emvolvió en mí lo que alguna vez fue alegría, convertida hoy en tristeza.



Era muy bella, su molde de cuerpo se notaba sentado en la misma banca de siempre, del mismo parque de siempre y a la misma hora de siempre. Cuando llegué, la encontré con la cabeza gacha y al levantarla me regaló una de las sonrisas más lindas que he podido ver y ser contagiado, ¡Qué monalisa, ni que ocho cuartos!!! Su sonrisa siempre me cautivó y aquella noche no fue la excepción.

Ambos hicimos cartas (pensamos en intercambiarlas), pero hasta en el final de nuestra historia, no dejamos en ningun momento de mostarnos soñadores, porque en gran parte de eso trata el amor dicen, de soñar con algo mucho mejor y soñamos despiertos, soñamos que no nos despediamos, que no nos deciamos adios ni mucho menos, sólo que nos teníamos el uno en frente del otro y en ese momento eso bastaba, era más que sufuciente porque soñar no cuesta nada.

Escondimos las cartas bajo una enorme piedra. Yo nunca creí en las promesas pero por ella lo intente. Nos prometimos volver a vernos despues de un año, a la misma hora, en el mismo lugar y con los mismos sentimientos. ¿un día como hoy?, pregunté para mayor seguridad, respondiéndome ella: "Sí amor" dos palabras bastaban para darme confianza y sentrime amado, por ella esperé todo un año (que por cierto paso muy lento) y por ella aun sigo esperando. No digas que soy un tonto, no me digas que he perdido porque no es así, aun tengo viva la esperanza y no he dejado de soñar, porque soñar no cuesta nada, no cuesta nada, no cuesta nada, lo único que por desgracia cuesta es esta cerveza y ya se acaba, ya se acaba. RUIDO MARGINAL.

1 comentario:

Anónimo dijo...

memorias de un ebrio soñador ¡¡¡¡¡¡
una historia sin rumbo y sin sentido ... de locura y sin cordura...de pasiones sin limitaciones... de sueños magia y fantasia ... acompañado de recuerdo que se va consumiendo en cada gota pero a la vez refleja su rostro en ella...aqui empieza la historia de un ebrio soñador que empezo una historia y que nunca la termino ... ¡¡¡¡¡¡
buena foto jaja ... xD