¿Por qué callar si nací gritando?

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martes, 27 de marzo de 2012

Versos a Madira



Desde la epiglotis
hasta el corazón
estás.
Oh Madira de carnes, de huesos.
Estoy
fúnebre de los ladridos abyectos
Ya sin seso, ya sin razón.

Igual busco sin finar
sin descorazonarme
y -por ahora- sin ti
que el cálido aliento en los oídos
dicte la contracorriente
mía.


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