¿Por qué callar si nací gritando?

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martes, 17 de agosto de 2010

El inicio de un nuevo camino


Entre futuros profesionales y estudiantes que luchan por aprobar cursos pasados me dan la bienvenida al mundo universitario. El primer día de clases recuerdo que fui ebrio y milagrosamente a la hora exacta-a alguien se olvidó decirme que los primeros días rara vez llegan los profesores- y algo confuso más que lúcido me asomaba por cada uno de los salones que formaban mi edificio, así le decimos (o al menos así le digo yo), los que estudiamos en el pabellón de Ciencias de la comunicación.

En realidad sí sabía cual era mi aula, pero por un impulso ¿periodístico?- chismoso diría- se me dio por revisar todititas las aulas de los tres pisos y me di cuenta que solo habian llegado unos cuantos gatos a excepcion de los del primer ciclo, me incluyo.

Nunca faltan esos palomillas que se fijan en los recien llegaditos, los lobos y lobas hambrientas mirando la carne fresca, queriendo cachimbear, palabra inventada por alumnos de ciclos avansados que algún día fueron cachimbos y viven renegadondo aquella experiencia, del que desconoce casi todo, ya que somos nuevos y no se dan cuenta que por ser nuevos desde ya somos especiales jajá.

Recuerdo que ese día andaba más preocupado en comerme un ceviche (andaba de corte), que en socializar con los otros nuevos, así como yo, con los que estudiaría hasta no se cuando.
Y presuroso desalojé mi edificio y di a parar a donde la ingeniera, una señora apodada de esa manera que tiene su negocio de ceviches (otro día hablaré de ella), necesitaba algo parador, sobre todo algo picante y qué mejor que ese pub en la U donde hacen el ceviche más picante de todo piura para quitar el malestar. Terminé mi ceviche y de paso también terminó mi primer día como estudiante de comunicacion en la UNP porque después del ceviche me fui a conciliar el sueño perdido de tres noches de juerga. Ruido Marginal

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